viernes, 18 de noviembre de 2011

Futura heroína.

Hola hola :)!
Esta semana tenía pensado escribir, pero por falta de tiempo no lo he podido hacer. Las reflexiones de didáctica, el diario de filosofía, el decálogo de procesos...
El martes pasado, en psicología, tuvimos el gustos de tener en clase al catedrático de la Universidad Central de Chile Luis Alfredo Espinoza. Su charla me pareció muy interesante y pasaré a desarrollar los aspectos que más me llamaron la atención. Me gustó lo que dijo sobre los mitos, los cuales definió como la presencia de lo extraordinario en lo ordinario. Los niños, muchas de las cosas que no entienden, tratan de explicarlas mediante mitos o sucesos extraordinarios. Cuando algo que antes era novedoso y extraordinario, pasa a convertirse en un rito en el momento en que se hace rutinario o se repite cada cierto tiempo. A partir de esto, quiero reflexionar acerca de una cosa que hoy me ha llamado la atención en clase. Alejandro ha dicho que las bodas y los divorcios pueden considerarse ritos, pero sobre todo el primero por razones culturales. Entonces él nos ha hablado de las transiciones rituales: la boda se entiende como el paso de estar soltero a estar casado; entre un paso y otro tu vida cambiará y habrá una transición. Eso me ha hecho pensar que si eso es así, entonces nuestra fiesta de graduación que se realiza cuando finalizas el instituto, ¿es otra transición ritual?.
Otra de las cosas que me llamo la atención de las que nos contó Luis Alfredo, y creo que no fue a la única, es el mito del viaje del héroe. Hay un momento en el que algo se acciona en ti y en tu vida: una oportunidad, un tren... En tu mano esta el subirte a ese tren y empezar una nueva aventura. El camino estará lleno de obstáculos y pruebas; de montañas muy altas y lagunas venenosas. Tendrás que ir superando todas esas adversidades e ideando estrategias para conseguirlo. Cuando la aventura ya está vivida y es el momento de regresar, te habrás convertido, en ese instante, en un héroe (en este caso, heroína ;D). Llegarás y enseñarás a los jóvenes que quieran empezar la aventura, por dónde ir y cómo superar los obstáculos que tu superaste; aconsejarles para que lleguen lejos.
¿Precioso, verdad?. Para mi si. Siempre me han gustado los mitos y las leyendas, pero esta en especial muchísimo más porque me siento muy identificada. Ahora si que noto de verdad que lo que he empezado es una aventura. Si, antes lo pensaba, pero ahora lo veo aún más claro. Yo quiero convertirme en esa heroína. Esto, la verdad, es que me subió bastante la moral ;)
Una vez terminados esto, quiero contar una cosa que sucede prácticamente todos los días en mi casa sobre las tres menos cuarto de la tarde. Es uno de los momentos más bonitos del día. Me siento a comer con mi madre y charlamos, sobre todo, de lo que yo he hecho en la universidad ese día. Mi madre me escucha atenta, entre curiosidad y perplejidad, y me hace preguntas acerca de lo que estemos hablando: "¿y que es eso de la conservación?" o "¿La traducción entonces también puede darse en el arte?". Nunca me había parado a pensar en las conversaciones que tengo con mi madre mientras comemos porque para mi eran algo rutinario, algo que hacía todos los días como levantarme, desayunar... Pero la verdad es que, gracias a ella, me doy cuenta de las cosas que aprendo en la universidad. Yo lo relaciono, quizá, con lo que plasmo en la wiki o en el blog. También pensamos en cómo podríamos aplicar algunas cosas en el día a día o qué actividades dinámicas y entretenidas les pondríamos a los niños. Suelen salir algunas cosas disparatadas y otras, francamente interesantes.

Ya termino. Espero que os guste esta entrada y según se me vayan ocurriendo más
cosas, las iré plasmando.

Un saludo, Sara.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Inspiración.

¡Muy buenas!
Aquí estoy yo, escribiendo mi segunda entrada del blog, y como siempre, sin saber muy bien cómo empezar.

Escribo, más que nada, porque estoy en un momento de inspiración (de ahí al título esta entrada), y estas situaciones no suceden tan a menudo como a una le gustaría,  y por eso he decidido aprovecharla para escribir.

Esta ha sido una semana distinta en la que he experimentado sensaciones que creí haber olvidado. Esta semana ha sido muy parecida a una montaña rusa y, aunque en muchos momentos de nuestra vida experimentemos esos altibajos a los que me refiero, en estos días han sido muy extremos.

Durante estos días he estado trabajando con mis compañeras Iris, Bea y Carol en un trabajo de procesos que consistía en realizar una planificación sobre actividades para niños durante un periodo de tiempo con el fin de trabajar las destrezas comunicativas. Me apetece señalar de esto que, aunque no estoy muy acostumbrada a trabajar en grupo, ellas han sabido ayudarme igual que yo a ellas en lo que he podido. Hemos pasado momentos muy buenos en los que nos hemos reído, y también momentos en los que hemos llegado a sentir estrés, nervios y demás aspectos negativos que tiene presentar un trabajo con tan poco tiempo. Pero, y siempre procuro hacerlo, me quedo con los buenos momentos.

En estos días, también me han sucedido cosas que hacen que esté feliz y contenta: aprobar el carnet de conducir, entre otras. Estaba tan nerviosa cuando hice el examen que sentía que el corazón llevaba el mismo ritmo que el sonido de los intermitentes. Pero al final aprobé, a la segunda, pero aprobé. Sobre todo quiero destacar de todo esto palabras como "ánimo" o "suerte" de mis amigos y compañeros. Esto me motivó y me  la dio seguridad que necesitaba.

El martes en concreto, estuve con mis tíos y mi prima. La razón por la cual nos reunimos fue para despedir a mi prima mayor Marina que se va a ir a Londres a vivir. Yo no tengo ni hermanos ni hermanas, y ella ha sido siempre lo más parecido a ello, además de una buena amiga. De ella he aprendido muchas cosas y me ha aportando tanto que pensar que va a estar a tantos kilómetros de aquí me encoge el corazón. De veras que la voy a echar de menos.

Ese mismo día fue el de los difuntos. Y sólo eché de menos a una persona: a mi abuela. Hace tres años que falleció y aun no ha conseguido irse del todo, y eso, en cierto sentido es bueno. Ella era una persona con mucha alegría, siempre riéndose. No tuvo una vida fácil, pero ahí estaba ella, superando todos los obstáculos que se le presentaban y poniendo buena cara y una sonrisa a todo lo malo. Me enseñó a deducir y a entender antes que a memorizar. Me enseñó un montón de cuentos y a amar la lectura. Me enseñó que los nudos, generalmente, se pueden deshacer, aunque sea difícil, antes que usar las tijeras y cortarlos. Me enseñó que la cocina es el mejor lugar para bailar y cantar, que la vida es cómo un gran arco iris, en el que al principio somos niños, y vamos recorriéndole hasta ser adultos y, bueno, morir. (hasta lo pintamos). Esto también me recuerda a los dibujos que hicimos el primer día de clase de psicología sobre el desarrollo. Me enseñó y me aportó tanto que no cabrían ni en mil entradas del blog y, aparte, muchas no sabría ni cómo explicarlas. La echo de menos y me acuerdo mucho de ella. Con todo lo que he dicho(y dejando lo "dramático" un poco al lado) lo que vengo a decir es que ella fue, lo que llamamos en clase de psicología, una figura de apego y gracias que me dio por recordar todos los momentos tan preciosos que viví con ella, fui capaz de relacionarlo. En mi vida he tenido muchas figuras de apego, pero ella y mi madre son las más significativas de todas, sin duda .

Con esto ya termino. Espero que os guste esta entrada.

Un besazo, Sara.